Los estados financieros son una herramienta clave no solo para la supervisión normativa, sino también para la transparencia y buen gobierno corporativo en Colombia. Es clave que las empresas evalúen desde ya el impacto de la norma internacional de información financiera (NIIF) 18, que entrará en vigor el 1 de enero de 2027.
El inicio del año, más allá de listas y propósitos, abre la puerta a un proceso silencioso pero retador, la preparación de los estados financieros. Es el momento de depurar cifras, actualizar los ajustes NIIF y asegurar que los reportes reflejen la realidad económica de la empresa. Una organización temprana permite anticipar riesgos, fortalecer la auditoría interna y evitar distorsiones que suelen aparecer meses después. Arrancar con orden no solo da transparencia, también define la salud financiera con la que la compañía entrará a 2026.
Según la Superintendencia de Sociedades, en su último Informe de Supervisión Contable 2024, el 38% de las empresas colombianas presentó inconsistencias en sus estados financieros, principalmente por errores en ajustes NIIF y fallas en control interno, la cifra no solo alerta, sino que confirma la necesidad de revisar y depurar información desde el primer mes del calendario.
‘’Uno de los hallazgos recurrentes está en la práctica de corregir irregularidades del período anterior dentro del ejercicio actual, sin reexpresar comparativos. Es común encontrar provisiones mal reconocidas, impuestos que no se causaron en el año correspondiente, o ingresos de diciembre registrados en enero por facturación tardía. Esto afecta la comparabilidad y distorsiona la lectura”, comentó Tatiana Cruz, Gerente de Auditoría de Ventus Consultores.
Además, agrega Cruz que, las inconsistencias suelen aparecer en conciliaciones, sobre todo cuando las empresas dejan partidas bancarias sin identificar hasta el cierre, y en provisiones calculadas con información poco sólida que termina inflando o reduciendo valores. A esto se suma que, en control interno, una sola persona asume demasiadas tareas, lo que aumenta el riesgo de errores. En este sentido, las compañías deben estar atentas a cambios normativos, tecnológicos y regulatorios que afecten su operación. Es clave evaluar desde ya el impacto de la Norma Internacional de Información Financiera (NIIF) 18, que entrará en vigor el 1 de enero de 2027 y no modifica el reconocimiento ni la medición de ingresos y gastos, sino la forma en que se presenta el estado de resultados y el nivel de desagregación y revelación de la información financiera.
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Finalmente, para reducir riesgos en el cierre, las organizaciones deben fijar tiempos claros y trabajar con un plan de acción anticipado que permita resolver a tiempo cualquier información pendiente, como datos necesarios para calcular provisiones. Así como también, es clave fortalecer los procesos de revisión periódica, con seguimiento riguroso y una adecuada distribución de tareas. Estas verificaciones deben adelantarse antes del cierre y mantenerse durante todo el año.
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