La pronta incursión en el país del open banking y el open finance, soluciones digitales que quitan las barreras en el flujo de datos para un mejor conocimiento de los actores del sector, permiten preguntarse quién se beneficia con ese cambio de paradigma donde los datos corren libremente con el permiso de sus dueños.
En primer lugar, en el centro de toda esta innovación, como lo demuestran los casos de Estados Unidos y la Unión Europea, están los usuarios bancarios. El levantamiento de los obstáculos para el libre flujo de información permite mejorar el perfilamiento de estos, logrando que accedan a productos hechos a la medida de sus necesidades y capacidades.
Según el Índice de Inclusión Financiera del Grupo Credicorp, el 50% de los colombianos presenta problemas para acceder a productos financieros. En contraste, el método digital usado por el Estado para enviar el Ingreso Solidario, que llegó a más de cuatro millones de personas, de acuerdo con el DNP, aceleró la digitalización, lo cual abre una puerta ideal para que el open banking ayude a incluir y a bancarizar a más personas.
En segundo lugar, tras los usuarios, aparecen las entidades financieras que hacen parte del ecosistema. Su beneficio viene en dos sentidos primordialmente: la creación de nuevos productos y la reducción de costos operativos. Por un lado, la ampliación del portafolio de servicios de cada entidad, sin importar su objetivo, permite ampliar los negocios y atraer más personas con necesidades diferentes. Por otro lado, la caída de costos se vería reflejada en la posibilidad de mejorar la precisión del equipo de ventas al ofrecer a cada uno lo que puede y quiere en ese momento.
“La modernización del sistema financiero colombiano pasa necesariamente por el uso de la tecnología digital no solo en los procesos de consulta o en los pagos online, sino que, también, en la planificación y creación de producto. Por eso es tan importante que la reglamentación de la Superfinanciera sea lo más clara posible. Les hará bien a todos los actores del sistema”, aseguró José Luis López, CEO y cofundador de Finerio Connect.
La Superfinanciera tiene doce meses a partir de la firma del decreto para reglamentar el uso de estas nuevas tecnologías. Esta no es una cuestión menor, sobre todo cuando se revisan los casos de países de la región, como México.
En el país azteca hubo contratiempos en la reglamentación, pues no incluyeron en las mesas de diálogos a actores que han hecho open banking y open finance en el pasado. Esto resultó en directrices que no apoyaban la buena resolución de las tecnologías, sino que las entorpecen.
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Compañías con la experiencia regional comprobada como Finerio Connect, que han sido exitosas en México con soluciones de open banking de punta a punta, están dispuestas a trabajar con el regulador para que la banca colombiana siga avanzando por el camino que otras economías más fuertes han tomado durante el siglo XXI.
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