El Papa Francisco considera necesario desarrollar y aprobar un acuerdo internacional sobre la regulación del uso de la inteligencia artificial.
“Insto a la comunidad mundial de naciones a trabajar unida para adoptar un tratado internacional vinculante que regule el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial en sus múltiples formas”, dijo el Papa en su mensaje para la 57 Jornada Mundial de la Paz, publicado por el servicio de prensa de la Santa Sede.
Según el pontífice, el alcance global de la inteligencia artificial implica que las organizaciones internacionales, junto con los estados soberanos, podrían desempeñar un rol decisivo en la consecución y la aplicación de acuerdos de este tipo.
El objetivo de la reglamentación, subrayó, no debería ser solo prevenir las malas prácticas en el uso de este tipo de tecnologías, sino también fomentar las mejores prácticas y estimular enfoques nuevos y creativos.
El papa Francisco advirtió de los riesgos que plantea la inteligencia artificial en manos equivocadas, por ejemplo, ataques terroristas o la creación de armas sofisticadas.
Al mismo tiempo mencionó el efecto positivo que podría tener la inteligencia artificial en el desarrollo humano integral, en particular, innovaciones en la agricultura, la educación, la cultura y el mejoramiento del nivel de vida en general.
Le puede interesar: Países de la Comunidad Andina reciben nuevo impulso a la interconexión eléctrica en la región
Varias veces en su Mensaje, el Papa pide controles y supervisión de tales procesos. Y lanza una propuesta a la comunidad internacional para que “trabaje unida con el fin de adoptar un tratado internacional vinculante” que regule el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial en sus múltiples formas, teniendo en cuenta la voz de todas las partes interesadas, incluidas las marginadas en el debate global.
Para el Sumo Pontífice, demasiadas, son de hecho las “profundas transformaciones” que las nuevas tecnologías han provocado ya en los ámbitos de la comunicación, la administración pública, la educación, el consumo, las interacciones personales y otros innumerables aspectos de la vida cotidiana.
“Las tecnologías que emplean una multiplicidad de algoritmos pueden extraer, a partir de los rastros digitales dejados en Internet, datos que permiten controlar los hábitos mentales y relacionales de las personas con fines comerciales o políticos, a menudo sin su conocimiento, restringiendo su ejercicio consciente de la libertad de elección”.
En un espacio como la web, sobrecargado de información, las tecnologías “pueden estructurar el flujo de datos según criterios de selección no siempre percibidos por el usuario”. Los riesgos son reales y pueden afectar a la vida de “personas de carne y hueso”. Las “formas de inteligencia” -es correcto hablar de ellas en plural- tienen un impacto que “depende también de los objetivos e intereses de quienes las poseen y desarrollan, así como de las situaciones en las que se emplean”, subraya el Pontífice. No es seguro a priori que su desarrollo “contribuya benéficamente al futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos”. Tampoco es “suficiente suponer, por parte de quienes diseñan algoritmos y tecnologías digitales, un compromiso de actuar ética y responsablemente”. Por eso es necesario “reforzar o, en caso necesario, crear organismos encargados de examinar las nuevas cuestiones éticas y proteger los derechos de quienes utilizan formas de inteligencia artificial o se ven afectados por ellas”.
“Los desarrollos tecnológicos que no conduzcan a una mejora de la calidad de vida de toda la humanidad, sino que, por el contrario, agraven las desigualdades y los conflictos, nunca podrán considerarse un verdadero progreso”.
Lea también: Interesado en viajar, así están los precios de los tiquetes aéreos a los destinos más apetecidos
Con información de Sputnik.