Santiago Peña, un economista de 44 años considerado delfín político del expresidente Horacio Cartes (2013-2018), asumirá el Gobierno de Paraguay este martes con el principal desafío de lograr cierta autonomía respecto a su mentor y garantizar su gobernabilidad, dijeron a la Agencia Sputnik analistas del país sudamericano.
“Si se le da a Peña cierta autonomía, por más pequeña que sea, para que parezca por lo menos que él es el presidente y no Cartes, las cosas le podrían funcionar más o menos bien”, dijo a esta agencia el escritor y analista político Alfredo Boccia, al señalar que el próximo jefe de Estado debe manejar “con prudencia” esa relación para no ser “nada más que un títere” del empresario.
A su entender, el nudo gordiano de la política paraguaya pasara por lo que suceda con Cartes y su posible extradición a EEUU por acusaciones de corrupción, o si se instala como el verdadero dueño del poder con Peña en el palacio de Gobierno.
Por su parte, Camilo Filártiga, abogado y politólogo, consideró que Peña tiene un desafío muy importante con la interna del Partido Colorado, dividido por los movimientos Fuerza Republicana y Honor Colorado, encabezados respectivamente por el presidente saliente, Mario Abdo Benítez, y Cartes, porque va a necesitar del apoyo de todos para gobernar.
“Si él no logra hacer un equilibro en eso y desconoce el contexto y hace un trabajo exclusivamente de agrado a Cartes, eso lo va a poner en una situación muy complicada frente a los otros actores”, añadió.
A su juicio, lo que ha mostrado Peña hasta ahora es una intención de “ajustar todas las condiciones a la tranquilidad de Cartes”.
Filártiga, integrante de la Asociación de Ciencias Políticas de Paraguay, puso como ejemplo la objeción del mandatario electo a instituciones del Estado que en el Gobierno saliente investigaron a Cartes, como la secretaría de prevención de lavado de dinero o la de anticorrupción, argumentando que actuaron de manera política o no cumplieron con su rol.
“Da la impresión de que está tratando de organizar todo el Estado según la conveniencia de Cartes y va a llegar un momento en que eso lo va a poner en una tensión inevitable entre los partidos de oposición, el sector republicano y el propio Cartes, que es su mentor y presidente de su partido”, dijo.
De todas formas, al igual que Boccia, Filártiga destacó que la oposición paraguaya se encuentra debilitada y quedó muy golpeada tras la derrota de abril pasado, lo que de alguna forma allana el camino a Peña para gobernar.
Política exterior
La influencia de Cartes ya se ve en algunas decisiones de Peña, incluso en materia de política exterior, por ejemplo en su anuncio de volver a trasladar a Jerusalén la embajada en Israel, como ya sucedió durante el Gobierno del empresario.
Ambos analistas consideraron que se trata de un paso innecesario de Paraguay, que responde más a un “capricho” de Cartes que a cualquier interés nacional, mientras que pone al país en una situación incómoda frente a naciones árabes con las cuales no tienen ningún problema.
“Nos hace asumir una posición política sobre un tema que es absolutamente ajeno al Paraguay y es un punto de agenda absolutamente de Cartes, ya lo había hecho en su Gobierno y ahora lo vuelven a poner como un tema de primer orden”, dijo Filártiga.
El traslado de la embajada en Israel y el restablecimiento de relaciones con Venezuela, sin condiciones, serán, a priori, los principales cambios en materia internacional respecto al Gobierno anterior.
Para Boccia, “ya era un anacronismo no tener relaciones con Venezuela”, sobre todo cuando Paraguay tiene que negociar con el país caribeño una deuda de 300 millones de dólares por la provisión de combustibles.
En el resto de los asuntos internacionales los analistas no esperan cambios en la postura de Paraguay, que, coincidieron, seguirá teniendo una política muy conservadora.
Peña, apenas asuma, deberá afrontar la aprobación de la derogación de un convenio con la Unión Europea (UE) de apoyo al sistema educativo en Paraguay, que es rechazado por los legisladores del Partido Colorado por presuntamente promover la llamada “ideología de género”.
La derogación está terminando de aprobarse en el parlamento y probablemente será Peña, y no el actual presidente quien deba decidir si promulga o veta la norma, que cancela un convenio de cooperación que destina unos 38 millones de euros (41,7 millones de dólares) al sistema educativo paraguayo.
Para los analistas Peña quedará, de arranque, en una situación incómoda frente a la cooperación internacional, pero a la vez deberá responder a sus compromisos de campaña, en los que su partido utilizó la “ideología de género” para captar votos.
“La llamada ideología de género fue utilizada hábilmente por los colorados, no tenía nada que ver con la campaña electoral pero introdujeron el tema como una cuestión oportunista sabiendo que este pueblo es tremendamente conservador”, dijo Boccia.
El partido de Peña se apropió “de la idea, mentirosa por cierto, pero efectiva, de que el proyecto de transformación educativa (financiado por el convenio internacional) introduciría la famosa ideología de género en las escuelas y habría una perversión en las aulas y sería una imposición de la UE”, consideró el analista.
Para Boccia, de concretarse la derogación del acuerdo será “la consecuencia más nefasta de la utilización de la cuestión de genero para una campaña electoral”, ya que la donación de la UE es especialmente utilizada para almuerzo y merienda escolar.
El bloque europeo ya advirtió en un comunicado que la derogación unilateral del convenio “constituiría un incumplimiento de un compromiso internacional. Asimismo, repercutiría en las relaciones entre la UE y Paraguay y afectaría a desembolsos acordados y a futuros proyectos de cooperación”.
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Alrededor de cien delegaciones, cinco presidentes y tres vicepresidentes, entre otros altos funcionarios, han confirmado su presencia en la asunción de Santiago Peña y su vicepresidente, Pedro Alliana, que se celebra este martes en Asunción.
Según la estatal Agencia de Información Paraguaya, los presidentes Alberto Fernández, de Argentina, Luis Arce, de Bolivia; Luiz Inácio Lula Da Silva, de Brasil; Gabriel Boric, de Chile; y Luis Lacalle Pou, de Uruguay; asistirán a la ceremonia.
Asimismo, estarán presentes el rey de España, Felipe VI, el primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, y los vicepresidentes Alfredo Borrego Vega, de Ecuador, Félix Ulloa, de El Salvador, y William Lai Ching-Te, de Taiwán.
Peña tomará el juramento a su gabinete de ministros y dará su discurso inaugural; posteriormente, recibirá el saludo de los jefes de las delegaciones oficiales.
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Con información de Sputnik.