La combinación entre la música y los perros no puede producir ni una sola nota mala, por eso la Filarmónica de Bogotá afinó todos los instrumentos y sentimiento para realizar el primer concierto de una orquesta en gran formato dedicado a esos peludos que no han encontrado hogar con facilidad.
La iniciativa para darles protagonismo a estos animalitos y que los reflectores del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo se posaron sobre ellos se gestó gracias a una alianza entre la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Notidanny y Layka.
Garabato, Chontaduro, Caramelo, Bruno, Gaspar, Nopal y Lucky fueron algunos de los perros que compartieron escenario con los músicos de la Filarmónica de Bogotá, dirigida en esa oportunidad por el maestro mexicano Enrique Diemecke.
Con la “Sinfonía No. 6” de Gustav Mahler (1860 – 1911) de fondo, los perritos se tomaron el escenario del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo para hacer parte de una concierto que sin duda dejó huella.
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A pesar de su sufrimiento, ninguno de estos perros guarda rencor. Porque el rencor es un defecto de los humanos, y los perros no son como los humanos…. Al revés: mientras más dura sea su vida, mayor agradecimiento muestran con quien los quiere. Los perros nunca abandonarían a su dueño, ni le pegarían machetazos ni permitirían que se quede ciego. Los perros tampoco se discriminan entre ellos, ni les importa si otro perro es ciego o si no tiene una pata…
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