Los niños deben tener una relación “constructiva y no alienante” con la tecnología, dijeron este martes investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).
“Así como antes las generaciones más viejas nos criábamos con libros, las infancias de ahora se crían con tecnología. Es parte de la cultura. Cuando las infancias actuales lleguen a la adultez cambiará nuevamente la tecnología, vendrán nuevos medios, pero creo que hoy el desafío es enseñar y guiar a las infancias a apropiarse de la tecnología de un modo que sea constructivo y no alienante”, dijo la psicóloga del CONICET, Olga Peralta, especializada en la interacción entre adultos y niños mediada por imágenes impresas y digitales.
Peralta afirmó, en base a las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Pediatría, que no es conveniente un uso cotidiano de las pantallas en niños menores de 2 años.
“A partir de los 24 meses, se recomienda que los niños pequeños usen la pantalla acompañados por algún adulto. No hay pantalla interactiva que suplante la interacción entre seres humanos. Está ampliamente demostrado que el uso educativo de las pantallas tan en boga, que es muy bueno, no suplanta lo analógico o a los materiales concretos, sino que viene a complementarlos. En síntesis, el desarrollo y la apropiación de tecnologías es un proceso en permanente construcción, que requiere de constantes actualizaciones”, advirtió la científica.
El informe “Infancia y pantallas: un estudio sobre tenencia, hábitos y percepción en el uso de tecnologías en una muestra de hogares”, realizado por Perlata junto a las científicas Mariana Sartori y Gabriela Raynaudo, afirma que la mayoría de los niños utilizan los dispositivos móviles para mirar videos y jugar y, en menor proporción, mirar TV, usar aplicaciones o leer.
En la misma sintonía, el médico del CONICET Sergio Terrasa, quien realizó una investigación junto con Diego Terceiro, Leticia Gavoto, Camila Volij y Vilda Discacciati sobre “Exposición a pantallas en niñas, niños y adolescentes: recomendaciones, límites y controversias” en el marco de la pandemia del covid-19, afirmó que la percepción de los pediatras y generalistas entrevistados “sobre las pantallas se está volviendo cada vez más neutral en términos del balance entre sus riesgos y beneficios, conduciendo a que los profesionales sean más flexibles en sus recomendaciones al respecto”.
“Los profesionales reconocieron que la evidencia científica disponible es limitada y que sus recomendaciones se basaban principalmente en su intuición personal. Por eso, como equipo investigador consideramos que se necesitan más investigaciones para comprender mejor los efectos de la exposición a pantallas durante la niñez y nos parece adecuado adoptar una postura más flexible respecto de la consejería, que las recomendaciones taxativas de las guías que se encuentran en uso actualmente”, agregó.
Terrassa dijo que la evidencia científica para no recomendar el uso de pantallas “es débil e insuficiente” y consideró que “no son buenas ni malas en sí mismas”.
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“Su efecto depende básicamente del tipo de contenido al que el niño esté expuesto, del grado de interacción que pueda tener con él y de la calidad de la supervisión que reciba al interactuar con los contenidos, por ejemplo, realizando una reflexión con algún adulto responsable, luego de mirar o escuchar algún contenido”, agregó.
Por último, el médico del CONICET advirtió que se está produciendo una brecha “cada vez más profunda” entre las infancias que tienen acceso a la tecnología y quienes no.
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Con información de Sputnik.