El Concejo Distrital de Medellín entrega a Natalia Vélez Gutiérrez la Orden al Mérito Don Juan del Corral, Grado Oro, una de las distinciones más relevantes que otorga la ciudad a quienes generan impacto económico, cultural y social. La condecoración, propuesta por la concejala Leticia Orrego Pérez, reconoce la trayectoria de por más de 15 años de esta empresaria que ha logrado posicionar a Colombia en el mapa internacional del lujo y la perfumería de nicho.
Una empresaria que está haciendo país a través del arte olfativo
Natalia Vélez ha construido un camino excepcional en un sector altamente competitivo. Su visión la llevó a crear ILMIN HOUSE; inició hace 11 años con la marca ILMIN, en honor a su primer hijo, Benjamín, y cuatro años después surgió la marca AHLI, en honor a su segunda hija, Alicia, consolidándose como una de las empresarias colombianas más influyentes en el universo del perfume artesanal de alta gama.
Su propósito: elevar los estándares de la perfumería nacional y demostrar que un producto hecho en Colombia puede competir con las casas olfativas más prestigiosas del mundo.
Hace más de 10 años no se hablaba en Colombia de perfumería de nicho, ni del arte de la perfumería más selecta, aquella que representa algo que trasciende más allá de lo cotidiano y que utiliza ingredientes naturales que interactúan de manera única con el pH de cada persona.
Cada creación incorpora ingredientes naturales exquisitos provenientes de diferentes continentes y está diseñada como una pieza artística capaz de evocar emociones profundas y memorables. Hoy, sus marcas se reconocen por su innovación, su carácter vanguardista y su capacidad para conectar con el consumidor a través de experiencias sensoriales únicas.
Un legado que nació en la infancia y se transformó en industria
Antes de convertirse en una figura clave del nicho olfativo, Natalia fue una niña que jugaba a crear esencias con flores y plantas recogidas en su entorno. Esa curiosidad temprana desarrolló un olfato excepcional, capaz de identifica aromas con precisión casi intuitiva. Años después, esa capacidad se convertiría en la base de una industria propia.
Su búsqueda incansable de un sello personal la llevó a experimentar con perfumes, mezclando sus fragancias favoritas para crear aromas inéditos. Ese impulso creativo (admirado por quienes la rodeaban) la condujo a descubrir el universo de la perfumería de nicho, donde encontró el espacio perfecto para transformar su pasión en una empresa sólida.
Un homenaje a la maternidad convertido en propósito empresarial
El nacimiento de su primer hijo coincidió con la creación de ILMIN HOUSE y marcó un punto de inflexión. La maternidad se convirtió en su mayor motor y en la fuerza que la llevó a diseñar fragancias que fueran más que productos: auténticas obras maestras que cuentan historias y celebran vínculos emocionales.
Cada perfume de sus líneas es un tributo a sus hijos, a sus valores y a los momentos que han definido su vida. A partir de ellos no solo nacieron las historias, sino también varias de las fragancias que hoy componen sus colecciones, convirtiendo su maternidad en parte fundamental del ADN creativo de sus marcas.
Una distinción para una mujer que impulsa el lujo colombiano
La Orden al Mérito Don Juan del Corral, Grado Oro, reconoce a mujeres que dejan huella. En el caso de Natalia Vélez Gutiérrez, el mérito radica en haber convertido un sueño infantil en una industria de clase mundial, en un legado para sus hijos y en un orgullo para Colombia.
Su historia demuestra que la creatividad, la disciplina y la pasión pueden convertirse en motores de desarrollo económico, inspiración para otras mujeres y un puente para que el lujo colombiano llegue a audiencias internacionales.
Una historia de resiliencia que inspira a miles de mujeres
Además de su trayectoria empresarial, Natalia ha enfrentado durante años situaciones personales difíciles que, al hacerse públicas, han visibilizado una realidad que viven muchas mujeres en el país. Aun así, ha decidido transformar ese dolor en fuerza, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia, coraje y superación.
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Su mensaje para otras mujeres es claro: sí es posible levantarse, reconstruir la vida con dignidad y abrir camino desde el empoderamiento. Hoy, Natalia no solo representa excelencia empresarial, sino también la voz de quienes no se rinden y luchan por construir un futuro diferente para ellas y sus familias.
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