La situación actual en Colombia y América Latina continúa siendo extremadamente preocupante para las defensoras de derechos humanos, quienes no solo enfrentan amenazas, persecución y muerte por su labor; sino que también deben luchar contra un sistema que las discrimina por ser mujeres. Su trabajo, que trasciende territorios y conecta comunidades, no es solo una labor de defensa; es un acto de resistencia que contribuye a la construcción de paz.
En su rol de defensoras de los derechos humanos enfrentan riesgos diferenciales que no solo se derivan de su trabajo, sino también de su género. La violencia estructural, que incluye desde el acoso hasta el asesinato, crea un ambiente hostil para el sostenimiento de sus liderazgos. La iniciativa ProDefensoras emerge como respuesta urgente a esta crisis. Esta alianza estratégica entre ONU Mujeres y la Embajada de Noruega, en articulación con la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio del Interior y el Ministerio para la Igualdad, ha desplegado desde 2019 acciones para que más de 8 mil defensoras en las zonas más letales del país para ser lideresa: Cauca, Nariño, Chocó y Antioquia.
Los datos de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) son contundentes: de las 763 amenazas registradas en 2023, 186 fueron contra mujeres y 26 casos evidenciaron clara violencia de género. La Defensoría del Pueblo confirma esta tendencia mortal con 191 homicidios de líderes sociales, incluyendo 23 mujeres, cifras a corte 2023. Los liderazgos más golpeados son precisamente aquellos que defienden las causas más fundamentales: comunales, indígenas, comunitarios y campesinos.
Estas cifras evidencian la urgente necesidad de fortalecer los mecanismos de protección y garantías para las defensoras de derechos humanos, reconociendo su papel fundamental en la construcción de paz y la defensa de los derechos fundamentales en Colombia.
Sobre esta situación, el embajador de Noruega en Colombia, Nils Martin Gunneng, aseveró que “defender derechos humanos en los territorios significa proteger la vida, el agua, la naturaleza y construir paz desde las comunidades. Las mujeres defensoras desempeñan un papel fundamental en la protección de los derechos humanos de todas las personas, especialmente en situaciones de conflicto. Desde hace algunos años, y particularmente a través de ProDefensoras, hemos visto cómo -en medio de difíciles situaciones de violencia y estigmatización- las experiencias y saberes de las organizaciones de mujeres han sido la base para sus estrategias de autoprotección y protección colectiva; y cómo cada vez más el autocuidado emocional y su salud mental son un prerrequisito para la sostenibilidad de su labor de defensa de los DDHH. Con los Informes Defensoriales sobre los riesgos colectivos de lideresas y defensoras de DDHH (2022) y el recientemente aprobado Plan de Acción (2024-2026) del Programa Integral de Garantías para Lideresas y Defensoras de Derechos Humanos, es el momento para que la institucionalidad pública colombiana de los niveles nacional y local involucradas, actúe frente a las necesidades de protección de las mujeres y garantice el ejercicio de su liderazgo”.
La representante país de ONU Mujeres en Colombia, Bibiana Aído, indicó que “las defensoras de derechos humanos enfrentan un doble riesgo en su misión: además de los peligros inherentes a su trabajo, deben lidiar con la discriminación y los estereotipos de género que persisten en nuestra sociedad. La política pública existente que funciona para su protección debe aplicarse efectivamente parapasar del papel a la acción. Desde ProDefensoras seguiremos sumando esfuerzos con el Gobierno Nacional para que sus liderazgos no les cuesten la vida”.
A su turno, la Defensora del Pueblo, Iris Marín, comentó que “tenemos grandes retos; la violencia contra defensoras y defensores sigue en niveles alarmantes y solo con esfuerzos conjuntos lograremos fortalecer sus medidas de protección”.
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La vulneración de los derechos humanos de las defensoras demanda acciones inmediatas y contundentes. Su protección no es solo un imperativo moral; es una condición indispensable para la paz en Colombia para que sus liderazgos no les sigan costando la vida.
Defensoras de Derechos Humanos
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