De acuerdo con Estadísticas Vitales proporcionadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en su más reciente entrega (junio de 2024), la primera causa de muerte en Colombia sigue siendo las enfermedades isquémicas del corazón con el 16,8%, seguido por las enfermedades cerebrovasculares con el 6,3 % y las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores con el 5,6%.[1]
Sin duda se trata de un escenario bastante retador tanto a nivel médico como económico para el país, ya que las enfermedades cardiovasculares se encuentran dentro del grupo de enfermedades crónicas no transmisibles que, según un estudio del Instituto WifOR en Alemania, le cuestan a la economía colombiana 10,8 mil millones de dólares, es decir el equivalente al 3,0% del Producto Interno Bruto.[2]
En el marco de este gran desafío de salud pública, se destacan acciones tendientes a prevenir este tipo de eventos de gran impacto para la vida personal, familiar, social y económica de una sociedad. Iniciativas como País Sin Infarto promovida por Amgen Colombia en la que han participado 1.811 profesionales de la salud desde el 2022 promueve la detección temprana de factores de riesgo cardiovasculares a través de un tamizaje oportuno.[3]
“Hemos identificado que el 94% de los participantes con un evento cardiovascular previo tienen un mal control de sus niveles de colesterol LDL.[3] Cuidar a los profesionales de salud importa, estudios han documentado que las elecciones de estilo de vida mejoradas pueden llevar a la reducción del estrés, al aumento en la productividad y mejores resultados en la salud cardiovascular. Esto a su vez, resultaría en una mejor calidad de atención proporcionada a los pacientes”, explicó Catalina Hoyos, directora Médica de Amgen Colombia.
Estrés: enemigo de la salud cardiovascular
Investigadores alemanes identificaron que el estrés puede ser considerado un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Incluso otras investigaciones sugieren que el exceso de trabajo puede estar relacionado con el infarto agudo al miocardio. Dormir poco, unido por ejemplo al agotamiento emocional también está vinculado al desarrollo de enfermedad cardiovascular.[4,5,6]
El día a día del doctor Zamir Cantillo estaba marcado por su pasión por el bienestar de los pacientes oncológicos. En aquél entonces pensaba que tenía un buen manejo del estrés y sus hábitos de vida eran saludables, sin embargo, en plenas vacaciones sufrió un infarto.[7]
Luego de experimentar un fuerte dolor en el pecho, que según él describe como “como si tuviera un elefante encima haciendo presión”, que se prolongó por varios minutos, entendió que estaba sufriendo un evento cardiovascular. Por múltiples razones, el efecto del infarto se prolongó generando una insuficiencia cardiaca con la cual batalla todos los días.[7]
Los primeros estudios indicaron que Cantillo quedó con el 21% de la capacidad de bombeo del corazón por lo que entró a rehabilitación cardiaca y fue necesario adoptar un cambió drástico en su estilo de vida.[7] Tuvo que trasladarse a Barranquilla, adoptó hábitos saludables como el ejercicio y una alimentación natural y balanceada, así como un nuevo estilo de vida en el cual su trabajo diario en el ámbito profesional necesitó de una mejor gestión del estrés, factor de gran impacto en la salud cardiovascular.[7]
Seis semanas en pro de la salud
La propia experiencia, es sin duda un gran motor para tomar cartas en el asunto en materia de prevención. Es por esto que el doctor Cantillo decide participar activamente en la alfabetización sobre las enfermedades cardiovasculares; mediante el programa llamado “Paciente experto”, que se realiza en Barranquilla en la Clínica Iberoamérica, y en el que los interesados toman unos módulos creados por un equipo multidisciplinario conformado por: cardiólogos, trabajadores sociales, nutricionistas, psicólogos, enfermeros y fisioterapeutas. Durante seis semanas los pacientes aprenden de cada una de estas áreas, lo que les permite ser multiplicadores de la información y trasmitirla a otros pacientes que estén iniciando su ruta cardiovascular, explicándoles uno a uno y en el mismo idioma las señales de alerta para acudir al servicio de urgencias cuando la condición lo amerite a practicar una alimentación saludable, control de indicadores claves como la tensión, los niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en la sangre. Se sigue trabajando con un grupo de 6 pacientes como prueba piloto del programa.[7]
Las enfermedades cardiovasculares pueden manifestarse de muchas formas: presión arterial alta, enfermedad arterial coronaria entre otros. Mantener los niveles adecuados de colesterol LDL resulta fundamental para que se reduzcan los riesgos de tener un evento cardiovascular. Algunas recomendaciones de los expertos son:
- La actividad física puede llegar a reducir entre 5-10% el nivel de colesterol.[8]
- Adicionar fibra viscosa a la dieta: comer productos como frijoles, lentejas, arveja, garbanzos, habas, vegetales y productos integrales no ultraprocesados puede favorecer a reducir un 5-9% adicional de colesterol. [8]
- Comer frutos secos: 2g al día pueden ayudar a reducir 4-8% su colesterol. [8]
- Mantener un peso saludable. [8]
- Preferir los ácidos grasos insaturados como los presentes en el aguacate, el aceite de oliva, algunas semillas entre otros. [8]
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Referencias
- Dane. Comunicado de prensa, Estadísticas Vitales (nacimientos y defunciones) Año corrido de 2024 (1 de enero al 30 de abril de 2024) p. En: https://www.dane.gov.co/files/operaciones/EEVV/cp-EEVV-Itrim2024.pdf
- Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo. Comunicados, Enfermedades crónicas representan cerca de 13.5 mil millones de dólares en pérdidas económicas en Colombia. En: https://afidro.org/2024/06/05/enfermedades-cronicas-representan-cerca-de-13-5-mil-millones-de-dolares-en-perdidas-economicas-en-colombia/
- Información suministrada por Amgen Colombia. Septiembre 2024.
- Belkic K.L., Landsbergis P.A., Schnall P.L., Baker D. Scand. J. Work Environ. Health. 2004;30:85–128. doi: 10.5271/sjweh.769.
- Sokejima S., Kagamimori S. BMJ. 1998;317:775–780. doi: 10.1136/bmj.317.7161.775.
- Nakanishi N., Yoshida H., Nagano K., Kawashimo H., Nakamura K., Tatara K. J. Epidemiol. Community Health. 2001;5:316–322. doi: 10.1136/jech.55.5.316.
- Entrevista 1.1 con el doctor Zamir Cantillo. 2024.
- Kirkpatrick CF, et al. J Clin Lipidol. 2023 Jul-Aug;17(4):428-451. doi: 10.1016/j.jacl.2023.05.099.
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