Los ataques violentos contra aldeas y ciudades obligan a los padres a huir “para proteger a sus hijos de la violencia sexual, el secuestro, el reclutamiento, las mutilaciones y la muerte”.
Bruselas acusa al presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, de utilizar a los migrantes irregulares como arma para un ataque híbrido que busca desestabilizar la UE.