La Fiscalía General de la Nación, a través de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, demostró que Wilson Arévalo Hernández, alias ‘Chaco’ o ‘El Quesero’, era un integrante del denominado Frente Domingo Laín Sáenz de ELN que ocultaba los dineros ilícitos y obtenía nuevos recursos para sostener las distintas estructuras ilegales en Arauca y Casanare.
En ese sentido, un juez penal especializado de Arauca lo declaró responsable de los delitos de rebelión y financiamiento al terrorismo.
Las pruebas presentadas en juicio dan cuenta de que alias ‘Chaco’ constituyó la empresa de lácteos Villa Esperanza, la cual sirvió para transformar dineros producto del cobro de extorsiones y secuestros en el oriente del país, y usar las ganancias de la venta de quesos y otros productos para cubrir económicamente varias actos terroristas, como el atentado a la escuela de cadetes de la Policía Nacional General Francisco de Paula Santander.
Asimismo, quedó en evidencia que este hombre acopiaba en su inmueble y transportaba armas, explosivos, equipos de comunicación y otros elementos para el ELN.
Análisis contables y otras actividades investigativas indicaron que la empresa Villa Esperanza fue creada con un capital de apenas 3’500.000 pesos y con un único empleado, Wilson Arévalo Hernández. De igual manera, permitieron conocer que, entre 2012 y 2017, ocultó al Estado más de 5.000 millones de pesos que corresponderían a ingresos de actuaciones ilícitas.
El monto de la condena contra alias ‘Chaco’ o ‘El Quesero’ se conocerá en mayo del año en curso.
Participación en ataque terrorista
Wilson Arévalo Hernández, alias ‘Chaco’ o ‘El Quesero’, también está vinculado a un proceso como presunto partícipe en el atentado a la escuela General Santander, que dejó 22 cadetes muertos y varios heridos, el 17 de enero de 2019.
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El material de prueba obtenido da cuenta de que este hombre habría trasladado de Arauca a Bogotá el campero que fue cargado con 80 kilogramos de pentolita. Arévalo llevó el vehículo hasta la bodega alquilada por José Aldemar Rojas Rodríguez, quien ingresó el carro bomba al centro de estudios policiales.