Los capos de la heroína en Nariño se reúsan a compartir sus riquezas, estarían sacando del juego a sus socios criminales y generando pactos de sangre con guerrilleros del ELN, para tener el control total de las rutas del narcotráfico hacia Ecuador como plataforma de envío a Centroamérica, Estados Unidos y Europa.
Carlos Muñoz más conocido como “El Flaco” en el mundo criminal, quien tenía orden de captura vigente por tráfico de drogas en Colombia, fue asesinado el pasado 2 de junio en zona rural de Buesaco (Nariño), momento en que se estaba reuniendo con alias “Evelio”, su socio y famoso por ser “El Zar de la Heroína”.
La muerte de “El Flaco” desencadenó una vendetta entre capos contra alias “Evelio”, quien a pesar de su poder económico y corruptor intentó evitar que las autoridades destruyeran un mega laboratorio en el municipio de Buesaco que se encontraba en producción total ya que alias “Evelio” se comprometía con 50 kilos mensuales de heroína ya lista en dediles para su distribución.
El laboratorio se encontraba en unas infraestructuras que le permitían el procesamiento del látex recolectado de la planta de amapola para transformarlo en morfina y finalmente en heroína, para luego ser prensada en dediles de aproximadamente de 10 gramos cada uno.
El complejo era custodiado por hombres de confianza de alias Gustavo o HH cabecilla del Frente Comuneros del Sur de ELN, quienes después escoltaban cargamentos fraccionados en carros de alta gama con sofisticadas caletas para evadir el control de las autoridades hasta la zona de frontera con Ecuador e ingresar al vecino país por el puente de Rumichaca y a través de pasos ilegales, para finalmente enviarla a los mercados negros de Europa y Estados Unidos.
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Es así como la Dirección de Antinarcóticos logró la ubicación de un complejo empleado como laboratorio rústico para la producción de heroína y una construcción utilizada como centro de acopio para el almacenamiento del opiáceo, permitiendo la incautación de 41 kilos 700 gramos de opiáceos y sus derivados (látex, morfina y heroína), que costarían alrededor de 660 millones de pesos (16 millones por kilo de heroína), y que alcanzaría un valor de 2,7 millones de dólares en las calles Norteamericanas; en el hecho no se registraron capturas.
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