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El Covid-19 no es la mayor amenaza

La ciudad de Bogotá vive sumida en la improvisación de la Alcaldía Mayor y el desinterés del Gobierno Nacional, situación que también aplica en el resto del territorio Nacional, en ambos gobiernos la prioridad es la figuración política y en parte un enfrentamiento mutuo, con declaraciones, acusaciones y responsabilidades no asumidas, todo esto bajo la mayor la crisis sanitaria.

El show mediático no solamente es por parte del Presidente Iván Duque y su repulsivo programa diario de televisión, el que nadie soporta y casi nadie observa. La alcaldesa mayor no se queda atrás, claro que sin el cinismo y desfachatez del mandatario nacional, pero si con cifras muy dudosas y unas medidas que hasta ahora nadie puede entender y que ella no reconoce como errores tan evidentes emitidos desde la entraña del Palacio de Liévano.

La estrategia para contener la pandemia no se llevó a cabo de forma correcta, supuestamente se debió fortalecer el sistema de salud con el objetivo de alcanzar unas 5.500 UCI, aproximadamente, teniendo como estrategia una cuarentena y su objetivo de retrasar el número de contagios, esta herramienta fracasó con decisiones como la de Corferias, de alto costo financiero y con otro agravante, no se dio la corrección a tiempo ante los errores, la idea fallida de ese hospital de campaña al cual deberían llegar todos los enfermos no afectados por el coronavirus y de esta manera el resto de hospitales se concentraran con los contagiados por el virus.

Al final la cifra preocupa, ni siquiera se llegaron a las 2.000 UCI en donde gran parte de esta responsabilidad recae también sobre el Gobierno Nacional. La única solución ante el gran numero de contagiados fue la de extender el confinamiento como el distanciamiento social y por ende las consecuencias para los más desfavorecidos, para los ciudadanos los graves problemas económicos y de salud mental por el encierro, junto a la incertidumbre de enfermarse o sobrevivir.

De esta manera, la cuarentena, que era una medida temporal mientras se robustecía el sistema de salud, se debió transformar en la principal herramienta para administrar la pandemia por parte del gobierno distrital, en tanto que esta determinación no tuvo un abrigo en asistencia social que le otorgara la inclemencia de la misma: a las personas se les enclaustró y se le dijo que no podían desplazarse a laborar sin poseer las condiciones necesarias para sus familias.

En cuanto al sueño lejano de la inmunización, la preparación de la misma para la ciudad carece de la misma claridad como la gestión del Gobierno de Duque para la negociación y adquisición de las vacunas. En este punto lo más lamentable es que la alcaldía no es clara frente a que grupos de la población se va a priorizar la vacuna o si por el contrario esta decisión recae sobre las órdenes que impartirá el Ministerio de Salud.

Expertos coinciden en que desde la Secretaría de Salud distrital se debe aclarar un plan de vacunación. Pero esto debe concretarse en cuanto antes para no depender de los funcionarios de Duque y en algo aliviar tantas y tan malas determinaciones que han costado la vida de miles de bogotanos y colombianos.

Por: Leonardo Quimbay Rodríguez

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