La industria avícola comienza a adaptarse a una demanda que ya no es marginal, es la nueva exigencia del consumidor colombiano, quien disfruta de la proteína animal pero exige códigos éticos en la producción para consumirla.
La falta de tiempo, la ‘pereza’ a recetas complicadas y la necesidad de un alimento sano, son algunos de los retos que se resuelven con los congelados de 1 en 1 Friko, donde el pollo puede llevarse directamente del congelador al sartén.