Rusia está muy preocupada por la situación en la frontera entre Bielorrusia y Polonia en relación al gran flujo migratorio, informó este martes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
“Evidentemente, estamos muy preocupados a este respecto”, dijo Peskov a la prensa.
Subrayó que la situación, “sin duda, es tensa, alarmante, y requiere de un comportamiento responsable de todas las partes relacionadas con el asunto”.
“Y, por supuesto, en esta situación lo más importante es la vida y salud de las personas, de la enorme cantidad de gente amontonada en la frontera”, resaltó Peskov.
El portavoz recordó que los refugiados piden asilo a Polonia, exigen pasar a través de la frontera e intentan colarse, todo lo cual Rusia sigue “muy atentamente”.
“Vemos la responsabilidad con la que trabajan los especialistas bielorrusos. Esperamos que de ninguna manera esto tome una forma que amenace nuestra seguridad”, recalcó.
Minsk y Moscú, añadió, están en constante contacto, también a través de servicios especiales.
El lunes, miles de inmigrantes ilegales provenientes de países de Oriente Medio y África intentaron cruzar la frontera entre Bielorrusia y Polonia, de acuerdo a varios medios.
Según el Gobierno de Polonia, entre 3.000 y 4.000 refugiados se encuentran actualmente en la frontera que comparte con Bielorrusia, mientras que más de 10.000 inmigrantes irregulares están preparados y a la espera de una oportunidad para cruzar.
El Comité Estatal de fronteras de Bielorrusia denunció que las fuerzas de seguridad de Polonia rociaron con gases lacrimógenos a los inmigrantes y usaron aviación militar para ejercer presión psicológica, tras lo cual, parte de los refugiados comenzaron a destruir las barreras polacas.
Lituania, Letonia y Polonia han denunciado un aumento del número de inmigrantes ilegales detenidos en la frontera con Bielorrusia y han acusado a Minsk de fomentar una crisis migratoria.
Unas 30.000 personas intentaron cruzar la frontera de Polonia en lo que va de este año, por lo que las autoridades polacas declararon el estado de emergencia en los territorios limítrofes con Bielorrusia e implicaron al ejército y a la policía en la protección de las fronteras.
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El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, hostigado por las sanciones de Occidente tras su polémica reelección en agosto de 2020 y la represión de las protestas que siguieron al supuesto fraude en las urnas, advirtió que Minsk no tiene “ni dinero ni fuerza” para contener el flujo migratorio.
Los guardias fronterizos bielorrusos denunciaron en numerosas ocasiones que Letonia, Lituania y Polonia expulsan por la fuerza a los inmigrantes hacia el territorio de Bielorrusia.
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Con información de Sputnik.