La crisis hídrica en Bogotá genera preocupación, dado el impacto del racionamiento prolongado y la falta de estrategias efectivas en la seguridad hídrica, según lo advierten profesores del pregrado en Gestión y Desarrollo Urbanos de la Universidad del Rosario, en el marco del Día Mundial del Agua, que se conmemora este sábado 22 de marzo.
La creciente demanda de agua en la sabana de Bogotá, impulsada por el rápido crecimiento poblacional y la urbanización acelerada, está ejerciendo presión sobre los sistemas de abastecimiento existentes. Aunque la ciudad cuenta con fuentes hídricas como el río Bogotá, el sistema de embalses de Tominé y la cuenca del río Tunjuelo, problemas como la contaminación, la deforestación y el cambio climático están afectando la calidad y disponibilidad del agua, indica Raúl Marino, profesor del Programa Gestión y Desarrollo Urbanos de la institución.
Uno de los aspectos más críticos que resalta Marino es el desperdicio del agua lluvia. “Se pierden millones de metros cúbicos de agua que podrían reutilizarse en el sistema. En cambio, la escorrentía pluvial se convierte en un problema de inundación en diversas zonas como la Autopista Norte, Bosa y Tunjuelo”, señala el académico.
En respuesta a esta problemática, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible presentó en marzo de 2025 un proyecto de resolución orientado al ordenamiento territorial y la gestión sostenible del agua. Esta propuesta busca proteger las cuencas hidrográficas, promover infraestructura verde y optimizar los sistemas de distribución de agua. No obstante, Marino advierte que “las medidas han generado tensiones políticas entre la nación, municipios y gremios, lo que hace necesaria una mesa de concertación para equilibrar la protección de los ecosistemas con el desarrollo estratégico de la región”.

La crisis del agua se extiende en el país
El problema hídrico no se limita solo a Bogotá. Fernando Carriazo, profesor del Programa Gestión y Desarrollo Urbanos de la Universidad del Rosario y experto en economía del agua, subraya que la gobernanza inadecuada y la subestimación del recurso han llevado a un uso ineficiente, la sobreexplotación de acuíferos y la degradación de los ecosistemas. La Comisión Global sobre la Economía del Agua (GCEW) ha propuesto una reestructuración de la gestión del agua, considerándola un bien común global. “Fijar precios adecuados y adoptar una economía circular del agua permitiría un uso más eficiente y sostenible”, afirma el académico.
Desde un enfoque preventivo, Carriazo destaca estrategias innovadoras como la economía circular del agua y los sistemas de biofiltración, que buscan abordar la contaminación y otras problemáticas antes de que se agraven.
En esta línea, desde 2022, el programa de Gestión y Desarrollo Urbanos de la Universidad del Rosario ha impulsado el proyecto “Ciudades Sensibles al Agua en Colombia”, con ciudades piloto como Bogotá, Bucaramanga y Cartagena. Esta iniciativa promueve el tratamiento y reutilización de aguas residuales, así como la ampliación de redes de captación y almacenamiento de agua lluvia, con el objetivo de reducir la presión sobre los sistemas tradicionales de abastecimiento.

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Ante la gravedad de la situación, los expertos hacen un llamado urgente a los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para trabajar conjuntamente en una agenda común que proteja y valore este recurso esencial para la vida y el desarrollo sostenible.
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