La economía extractiva, derrochadora y contaminante que caracteriza nuestro modelo actual es ampliamente reconocida como la causa principal de la crisis global de biodiversidad. Con el planeta enfrentando su sexta extinción masiva, la biodiversidad ha ascendido a la cima de la agenda mundial. Las predicciones indican la pérdida de más de un millón de especies en la próxima década.
Más del 90% de esta pérdida se atribuye a la extracción y procesamiento de recursos naturales. En el sector alimentario, la expansión agrícola en terrenos naturales y las prácticas convencionales han causado la degradación del hábitat, la contaminación del aire y del agua, y la sobreexplotación de los recursos naturales. De igual manera, la industria genera grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes durante la producción y procesamiento de materias primas.
En el marco de la COP16, la Fundación Ellen MacArthur quiere dar relevancia a la necesidad de adoptar una economía circular para salvaguardar la biodiversidad y frenar el impacto del modelo extractivo predominante a nivel mundial.
Para detener y revertir la pérdida de biodiversidad antes de 2030, es necesario transformar radicalmente nuestros sistemas de producción y consumo. Según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), esta crisis sólo podrá abordarse con cambios profundos en los ámbitos económico, social, político y tecnológico.
La biodiversidad se está perdiendo a un ritmo sin precedentes. El planeta ha perdido aproximadamente el 83% de los mamíferos silvestres y la mitad de las plantas. La IPBES ha identificado cinco presiones clave impulsadas por la actividad humana como las principales causas de esta crisis: los cambios en el uso de la tierra y el mar, la sobreexplotación de especies y recursos naturales, el cambio climático, la contaminación y la invasión de especies exóticas.
La economía circular surge como un marco viable para este cambio. Al desvincular la prosperidad económica del consumo de recursos y la degradación ambiental, ofrece un modelo de crecimiento que no solo protege la biodiversidad, sino que también enfrenta desafíos como el cambio climático, mejora la calidad del aire y el agua, y reduce los costos de acceso a bienes y servicios.
Principios de la Economía Circular para proteger la Biodiversidad
Eliminar residuos y contaminación: Eliminar los problemas desde el diseño es fundamental para reducir la pérdida de biodiversidad. Por ejemplo, eliminar los plásticos innecesarios y rediseñar los productos plásticos para que mantengan valor después de su uso (para su reutilización, reciclaje o compostaje) significa que podrán circular en la economía en lugar de ser desperdiciados y contaminar el medio ambiente.
Circular productos y materiales: La reducción de la demanda de recursos naturales reduce la pérdida de biodiversidad. En la industria de la moda, por ejemplo, mantener la ropa de algodón en uso durante más tiempo reducirá, en la misma proporción, la cantidad de superficie necesaria para cultivar el algodón para fabricar ropa. Esto deja más espacio para otros usos, incluida la preservación de áreas naturales, que son cruciales para la salud de las poblaciones de vida silvestre. En el sector de la electrónica, usar metales reciclados en los dispositivos conlleva excavar menos minas, dejando espacio para la biodiversidad y evitando emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación.
Regenerar la naturaleza: La actividad económica puede y necesita reconstruir activamente la biodiversidad. Por ejemplo, los enfoques agrícolas regenerativos como la agroecología, la agrosilvicultura y el pastoreo controlado tienen muchos beneficios. Estas prácticas pueden secuestrar carbono en el suelo y mejorar su salud, aumentar la biodiversidad en los ecosistemas circundantes y permitir que las tierras agrícolas continúen siendo productivas en lugar de degradarse con el paso del tiempo, reduciendo así la necesidad de expandir las granjas.
Cada vez más empresas están adoptando estos principios circulares, reconociendo el valor económico y ambiental de este enfoque. Sectores como la moda y los bienes de consumo están transformándose mediante la regulación, la innovación y la creciente presión pública.
Los gobiernos también juegan un papel clave. La economía circular es un pilar central del Pacto Verde Europeo y está siendo adoptada en mercados globales como China, la Unión Europea y América Latina. Chile, en particular, lidera la implementación de políticas circulares.
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Estudios de la Fundación Ellen MacArthur demuestran que la adopción de un enfoque integral de economía circular en todos los sectores, a nivel regional o global, genera beneficios sistémicos que protegen y restauran la biodiversidad, como el 80% de reducción en fugas de plástico en el sector mundial de plásticos para 2040 protegiendo ecosistemas del oceano, asi como, 9.300 millones de toneladas de CO2e podrían reducirse para 2050 en cinco industrias clave (cemento, acero, aluminio, plásticos y alimentos), lo que equivale a eliminar las emisiones actuales de todo el transporte a nivel mundial.
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