La obra “Lucho Bermúdez el genio prende la vela”, del cronista y poeta Gustavo Tatis Guerra, es la historia de uno de los músicos más grandes de Colombia en el siglo XX y quien inmortalizó el tema “Colombia, tierra querida, himno de fe y alegría”.
La nueva obra narrativa de Gustavo Tatis, es una “invitación que inicia en las frescas brisas del Carmen de Bolívar, la cuna y primera musa del músico y compositor, para luego llevarnos a un recorrido que trascendió fronteras”, señala la sinopsis del sello Intermedio Editores.
En el libro están plasmados “los amores, los bemoles, la fama, la descendencia, las historias inéditas, amistades que transcendieron los años… en fin, en este libro conoceremos al detalle a aquel personaje que hizo del porro el género musical predilecto de los colombianos, quien inmortalizó Colombia, tierra querida, himno de fe y alegría, el gran Luis Eduardo Bermúdez”.
Lucho Bermúdez fue un “músico que todo lo que iba viviendo lo convertía en música. Incluso, su propio sufrimiento, los dramas del Caribe, fue testigo de la masacre de las bananeras, de los conflictos sociales en los Montes de María, en el Magdalena Grande (Costa Atlántica Colombiana)”, dijo Gustavo Tatis en entrevista con Notistarz.
Lucho Bermúdez fue “amigo personal del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, conoció a Miguel Abadía Méndez cuando era niño. Es un personaje muy ligado a los ancestros sonoros de Colombia, y además fue generoso con sus contemporáneos. Ahí hay un capítulo especial de la relación de Lucho Bermúdez con Pacho Galán, Antonio María Peñaloza, José Barros, Camacho y Cano”.
El libro de Lucho Bermúdez “está escrito en tiempo presente. En las primeras páginas hay una información sobre quien es el padre, quien es la madre, su nacimiento, la amistad con (el líder Liberal) Rafael Uribe Uribe (1859-1914) y por supuesto la muerte de Lucho Bermúdez y más allá de su muerte, lo que siguió, lo que han encontrado sus hijos”, subrayó Tatis.
En ese baúl de hallazgos familiares hay “centenares de composiciones, arreglos y no solamente de la música tradicional, el porro, la cumbia, la gaita, sino también arreglos de música antillana, latinoamericana, en este caso la música cubana, el cha-cha cha, el son, el mambo, bolero (…), arreglos de música clásica y de composiciones clasísticas”.
“Yo diría que Lucho Bermúdez- apuntó – es el músico más completo que ha dado Colombia. Se metió en la música del caribe y de la zona andina y logró la conjunción sonora y rítmica de una música colombiana que dialogaba con el paisaje, con las regiones, con las historias locales. Hay un permanente homenaje a la mujer, a la amistad, a los amigos”.
Para Gustavo Tatis “desde que uno escucha la música de Lucho Bermúdez, Carmen de Bolívar, Salsipuedes, Marbella, Prende la vela, Fiesta de negritos, Colombia tierra querida y San Fernando, entre otros, todas las canciones tienen una historia por contar”.
La fotografía de la portada del libro, es del fotógrafo, caricaturista, pintor y dibujante Leo Matiz (1917-1998), quien logró consolidar a través de la primera mitad del siglo XX una de las obras fotográficas más diversas y originales de la modernidad visual en América Latina.
La portada- sostuvo el autor- “tiene un valor documental, porque fue una foto que hizo Leo Matiz. Para lograr esa foto, tuvimos que pedir el permiso de Alejandra Matiz, que preside la Fundación Leo Matiz (en México). Tuve el privilegio de conocer a Leo Matiz en Cartagena en sus últimos años”.
“Esta foto-dijo- tiene un gran valor, son las manos de Lucho Bermúdez dirigiendo la orquesta que está en un formato de Big Band. Él era contemporáneo con el clarinetista de jazz Benny Goodman. Lucho Bermúdez era conocedor de sus partituras, de los jazzistas de los años 40 y 50”.
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Lucho Bermúdez- recordó- logró fundar la Orquesta del Caribe en Cartagena gracias a los mecenas Daniel Lemaître y José Vicente Mogollón, quienes le aportaron instrumentos traídos de Estados Unidos como clarinetes, saxofones y trompetas.
“Esa es la historia de esa portada que es bastante singular. Se ve a un Lucho Bermúdez de frac, siempre fue un hombre elegante. Él siempre creía que la elegancia no es solo un aspecto externo, sino también interno y el artista debía mantener esa elegancia en todo momento, no solo en el instante de los conciertos, sino antes, durante y después”, subraya el autor del libro “Lucho Bermúdez el genio prende la vela”.
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Por: Edelmiro Franco V
Notistarz