Así lo revela un estudio publicado en la revista científica Communications Earth & Environment. El hallazgo evidencia una conexión significativa entre los ecosistemas y los procesos atmosféricos que influyen en el clima global.

Según el informe Global Carbon Budget 2024, las emisiones alcanzaron las 41.600 millones de toneladas, superando las 40.600 millones del año anterior. Una cifra jamás registrada. La reducción de CO₂ no es solo una meta ambiental, sino una necesidad urgente para garantizar un planeta habitable para las futuras generaciones.
El ecosistema estratégico de Chingaza, además de garantizar el suministro hídrico de millones de bogotanos, desempeña un papel clave en la captura de carbono. Sin embargo, está bajo amenaza debido a la creciente presión de la deforestación, el avance de la frontera agrícola y los efectos del cambio climático.
La empresa compensó 250 toneladas de CO2 equivalente a través de la adquisición de créditos de carbono y proyectos de reforestación en Casanare. Y continúa avanzando con un plan de gestión para reducir gradualmente sus emisiones a partir de 2025, consolidando su compromiso con la sostenibilidad a largo plazo.
Greenpeace resalta la necesidad de proteger y restaurar recursos naturales, reducir el uso de plásticos, fortalecer el reciclaje inclusivo y reconocer la labor de los recicladores. Solo con acciones conjuntas entre gobiernos, empresas y ciudadanos será posible garantizar un futuro sostenible y en armonía con el medio ambiente.
La Doctora Ghisliane Echeverry Prieto explica que la emergencia climática ha puesto a prueba la resiliencia de un territorio extraordinariamente diverso, pero profundamente vulnerable. Según cifras oficiales, la actual temporada de lluvias ha afectado a cerca de 46.000 familias en 186 municipios de 27 de los 32 departamentos del país.