El teniente Cristián Camilo Alfonso Carpintero, nacido en Bogotá, con 32 años de edad, demostró ante sus familiares, superiores, compañeros y amigos la pericia para pilotear la aeronave sin la compañía de un instructor, asumiendo con responsabilidad el comando de la aeronave, y convirtiéndose en líder, maestro y, por supuesto, piloto al mando, un inolvidable paso en su formación de piloto militar dentro de la Aviación del Ejército.
Una vez aterrizó la aeronave, y posterior al bautizo de la misma por parte de los bomberos aeronáuticos, el oficial descendió para marchar con orgullo hacia la tribuna principal, donde se dio inicio a la ceremonia para recibir de parte del coronel Fernando León Camargo, oficial de operaciones de la Brigada de Aviación Ejército N°25, la pala que simboliza para el piloto la capacidad de alzar vuelo y surcar la inmensidad de los cielos. Además de representar el poderío de maniobrabilidad que le permite volar en las condiciones más extremas para llegar a lugares que solo un piloto de ala rotatoria podrá alcanzar.
Posteriormente, se realizó la construcción del helipuerto, acto conmemorativo que hace parte de la cultura de los aviadores militares. La H representa el punto inicial y final del piloto durante sus maniobras de vuelo.
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Para la Aviación del Ejército es importante la capacitación y el entrenamiento de sus hombres y mujeres pilotos, que con una preparación diferencial son capaces de ejecutar las más exigentes maniobras durante el desarrollo de las misiones, demostrando así ser una aviación ágil, equipada, segura y confiable.
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