Cada 22 de julio se conmemora el Día Mundial del Cerebro, una iniciativa liderada por la Federación Mundial de Neurología que busca generar conciencia sobre la importancia de la salud cerebral y promover la prevención de enfermedades neurológicas.
Entre las condiciones más silenciosas y peligrosas que pueden afectar el cerebro se encuentra el aneurisma cerebral. Es una dilatación anormal de una arteria que ocurre por una debilidad en la pared del vaso sanguíneo, lo que genera un abultamiento causado por la presión de la sangre, como si una parte de la pared se inflara. Esta zona es frágil y tiene un alto riesgo de romperse.
A nivel global, se estima que aproximadamente el 3,2 % de la población adulta tiene un aneurisma cerebral no roto, lo que equivale a cerca de una de cada treinta personas [1].
Aunque muchos aneurismas no presentan síntomas, su ruptura puede desencadenar una hemorragia cerebral grave, provocar discapacidad permanente o incluso causar la muerte.
Para entender más sobre esta condición, que puede pasar desapercibida durante años y convertirse repentinamente en una emergencia médica, los doctores Diego Gómez Amarillo, neurocirujano, y Juan Andrés Mejía, radiólogo neurointervencionista de la Fundación Santa Fe de Bogotá, responden cinco preguntas clave sobre el aneurisma cerebral que todos deberíamos conocer para proteger nuestra salud cerebral.
¿Cómo se detecta?
En la mayoría de los casos, los aneurismas no presentan síntomas hasta que se rompen. Sin embargo, gracias al acceso cada vez más frecuente a estudios como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, pueden detectarse de forma incidental durante estudios solicitados por otros motivos, como migrañas o vértigo.
“Hoy detectamos más aneurismas gracias a los estudios de imagen. Esa es una gran oportunidad, pues si se diagnostica antes de que se rompa, se puede tratar de forma segura”, señala el doctor Juan Andrés Mejía.
¿Qué síntomas deben alertarnos?
Aunque el aneurisma cerebral suele ser silencioso, existen síntomas que pueden indicar su ruptura:
– Dolor de cabeza tipo “trueno”, repentino y de intensidad extrema
– Visión borrosa
– Vértigo
– Pérdida del habla o confusión
– Debilidad de un lado del cuerpo
“El dolor de cabeza tipo trueno es el síntoma más característico; el paciente lo describe como el peor dolor de su vida. Este episodio debe ser tomado con la máxima seriedad y debe ser atendido con urgencia en un centro médico especializado”, enfatiza el doctor Diego Gómez.

¿Quién está en riesgo de tener un aneurisma cerebral?
Cualquier persona puede desarrollar un aneurisma, incluso sin antecedentes ni enfermedades previas. No obstante, hay factores que aumentan el riesgo:
-Antecedentes familiares de aneurisma
-Hipertensión arterial
-Tabaquismo
-Obesidad y síndrome metabólico
-Diabetes
“Cuando una persona tiene un familiar de primer grado que ha sufrido un aneurisma, debería realizarse estudios preventivos. La variable genética es un factor importante. Por otro lado, el riesgo también aumenta con la edad. Aunque se diagnostican con mayor frecuencia en adultos, también pueden aparecer en personas jóvenes, especialmente si hay predisposición hereditaria”, advierte el radiólogo neurointervencionista.
¿Cómo se trata un aneurisma cerebral?
El tratamiento varía según el momento en que se detecte el aneurisma. Si se identifica antes de que se rompa, puede tratarse de dos formas principales: mediante cateterismo, que permite sellar el aneurisma desde el interior del vaso sanguíneo, o mediante cirugía, en la que se coloca un clip directamente sobre la arteria afectada.
“El tratamiento endovascular ha avanzado mucho y permite resolver muchos casos sin cirugía abierta. Pero en otros, la cirugía sigue siendo necesaria”, explica el neurocirujano.
Cuando el aneurisma ya se ha roto, la prioridad médica es evitar que ocurra un nuevo sangrado y manejar las complicaciones que puedan surgir.
“Las estadísticas indican que alrededor del 40 % de los pacientes mueren en las primeras 24 horas, y un 25 % adicional fallece en los seis meses siguientes. Quienes sobreviven pueden quedar con secuelas neurológicas permanentes”, señala el doctor Gómez.
Una de las complicaciones más graves es el estrechamiento repentino de las arterias cerebrales, que reduce el flujo de sangre a zonas clave del cerebro y puede provocar infartos.
“Tras la ruptura de un aneurisma, el primer objetivo es controlar el sangrado y evitar que vuelva a ocurrir. Luego, es clave manejar complicaciones que pueden aparecer días después. Por eso, se requiere atención en una unidad de cuidados intensivos neurológicos y un equipo especializado que incluya neurocirujanos, radiólogos, neurólogos, intensivistas y anestesiólogos”, explica el doctor Mejía.

¿Se puede prevenir?
Aunque no es posible prevenir completamente la formación de un aneurisma cerebral, sí es posible reducir significativamente el riesgo adoptando hábitos de vida saludables:
– Controlar la presión arterial
– No fumar
– Mantener un peso adecuado
– Comer de forma equilibrada
– Hacer ejercicio con regularidad
“El aneurisma cerebral es una enfermedad silenciosa, pero no impredecible. Detectarlo a tiempo y recibir atención en una institución especializada, con equipos entrenados y un enfoque integral, puede marcar la diferencia entre una tragedia y la posibilidad de recuperación”, concluye el doctor Diego Gómez.
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Este Día Mundial del Cerebro es una oportunidad para recordar que cuidar la salud cerebral debe ser una prioridad permanente. Estar informados, reconocer los signos de alerta y acudir a centros especializados que ofrezcan atención integral puede cambiar el curso de una vida.
[1] Lecours, M., & Gelb, A. W. (2015). Anestesia para el tratamiento quirúrgico de aneurismas cerebrales. Revista Colombiana de Anestesiología, 43(Suppl 1), 45–51. https://doi.org/10.1016/j.rca.2014.09.002
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