Cada vez más padres, influencers y celebridades se preguntan lo mismo: ¿debería mostrar a mis hijos en redes sociales? En 2025, el sharenting dejó de ser una simple costumbre digital para convertirse en un debate global. Mientras algunas celebridades y figuras públicas han decidido no mostrar jamás el rostro de sus hijos, miles de familias siguen compartiendo su día a día sin imaginar los riesgos. La sobreexposición infantil en internet se ha convertido en uno de los dilemas más complejos de la era del smartphone: ¿qué pasa con la privacidad de un menor en un mundo donde todo se publica?
Un estudio de 2024, publicado en la revista Italian Journal of Pediatrics, revela que el 75% de los padres encuestados admitió publicar contenido sobre sus hijos en redes sociales, muchas veces sin considerar las consecuencias a largo plazo.
Además, en 2025 un análisis internacional, de la Universidad de Southampton, concluyó que este tipo de exposición puede dejar a los menores vulnerables a ciberacoso, robo de identidad, deepfakes o explotación por parte de terceros.
Estos datos encienden las alarmas y lo que muchos perciben como muestras de orgullo o cariño familiar puede convertirse en un legado digital permanente, difícil de controlar, con riesgos de seguridad reales.
“Ante este escenario, las marcas tecnológicas tenemos una oportunidad y una responsabilidad distinta, no sólo en aras de ofrecer dispositivos poderosos, sino promover un uso consciente, responsable y seguro del smartphone. Creemos que la tecnología debe servir para conectar, no para exponer. Por esta razón, en HONOR estamos comprometidos con impulsar un consumo responsable y cuidadoso, especialmente cuando están de por medio niñas, niños o adolescentes”, afirma Kenet Segura, PR Manager de HONOR Colombia.
El fenómeno no es inocente. La evidencia científica crece, una investigación de la revista Healthcare detectó que en hogares donde los padres compartían fotos de sus hijos, un 66,3% de esos menores corría un riesgo elevado de vulneración de privacidad, y potenciales consecuencias de abuso digital.
Además, el uso creciente y temprano de dispositivos móviles y redes sociales implica que muchos menores naveguen contenidos sin supervisión: la realidad es que los controles parentales o las configuraciones de privacidad no siempre bastan. Según el informe de La Universidad Cornell, las plataformas tienen fallos en moderación de contenido, y los algoritmos pueden exponer material inapropiado para adolescentes.
Ese contexto genera un dilema: compartir recuerdos puede convertirse en una exposición permanente, y los adultos (padres, familiares o marcas) deben asumir un papel activo para proteger la privacidad y seguridad de los menores.
¿Qué puede hacer una marca tecnológica responsable?
Para una compañía como HONOR, la apuesta trasciende hardware, specs o campañas y se trata de asumir responsabilidad social. Eso implica integrar funciones y políticas de seguridad, y promover buenas prácticas de uso, especialmente cuando en los hogares hay menores de edad.
Por un lado, los dispositivos pueden ofrecer modos de privacidad y seguridad que faciliten controles parentales, bloqueo de ubicación, permisos de visibilidad, y herramientas de gestión de datos sensibles. Pero además del producto, está la voz de la marca, es decir, su responsabilidad comunicativa. Informar, educar, sensibilizar. Ese rol puede marcar la diferencia.
“Queremos que nuestros dispositivos sean herramientas de conexión, no de exposición. Es vital que las familias entiendan el valor de la privacidad y el bienestar digital desde temprano”, señala Kenet Segura.
Buenas prácticas para familias: orientar el uso responsable del smartphone
Para promover un uso seguro del smartphone en hogares con menores, estas recomendaciones sirven como guía y también como marco para las marcas:
● Evitar publicar información sensible: nombres completos, fechas, direcciones, rutinas.
● Respetar el consentimiento del niño o adolescente, cuando tenga la edad de decidir. Si no hay claridad, esperar.
● Usar configuraciones privadas: cuentas cerradas, bloqueo de ubicación, control de quién puede ver fotos/videos.
● Educar sobre riesgos reales: explicar qué es sharenting, deepfakes, suplantación, ciberacoso; conversar abiertamente con los menores.
● Fomentar un uso consciente del celular: evitar exposición excesiva, no usar el dispositivo como diario público.
● Evaluar si compartir un recuerdo vale la pena frente al impacto que puede tener en la vida privada del menor: un recuerdo es importante, pero su seguridad y privacidad lo son más.
El rol de las marcas como: liderazgo y compromiso ético
Las marcas tecnológicas pueden asumir un papel activo en esta transformación cultural. No basta con fabricar buenos dispositivos: es necesario promover un uso ético, responsable y bien informado. En ese sentido, HONOR tiene la posibilidad de generar confianza construyendo puentes entre tecnología, familias y bienestar digital. Su propuesta va más allá de vender un smartphone: ser promotor de entornos digitales seguros y conscientes en cada hogar.
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En un 2025 marcado por debates globales sobre privacidad, infancia y redes sociales, el sharenting emerge como uno de los grandes retos de nuestra era. Y también como una oportunidad: para reflexionar, para educar, para cambiar la forma en que convivimos con la tecnología.
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