En Colombia, las mujeres dedican en promedio 7 horas y 44 minutos diarios a tareas domésticas y cuidado no remunerado: atender familiares, acompañar emocionalmente a hijos e hijas, limpiar el hogar o apoyar a personas mayores o con discapacidad. Si este trabajo fuera remunerado, equivaldría al 19,6 % del PIB nacional. Sin embargo, sigue siendo mayoritariamente invisible, no pago y socialmente subvalorado. Un pilar económico, no retribuido económicamente.
“El cuidado es la base sobre la que se sostiene la vida y la economía, pero históricamente ha sido invisibilizado y asumido casi exclusivamente por las mujeres. Colombia está dando pasos decisivos para reconocerlo como un derecho y una inversión social, no como una carga privada. Transformar la organización del cuidado es transformar el modelo de desarrollo: significa apostar por la igualdad, por sociedades sostenibles y por un país que ponga la vida en el centro.”, asegura María Inés Salamanca, representante país a.i de ONU Mujeres.
Las personas con discapacidad enfrentan además un reto adicional: la falta de apoyos adecuados limita su autonomía y participación plena en la sociedad.
Por esta razón, este 29 de octubre, en el Día Internacional de los Cuidados y Apoyos, establecido por Naciones Unidas desde el 2023, se busca que el cuidado sea visto como un bien público y como un trabajo calificado y esencial para el bienestar social y económico. También, que sea reconocido como la base para la participación y el trato igualitario en la sociedad.
¿Qué sería de las familias sin quien cuida a sus enfermos, de las personas con discapacidad sin los apoyos que les permiten participar plenamente en la vida diaria, o de las empresas sin quienes hacen posible su funcionamiento?


Colombia ha comenzado a dar pasos decisivos para responder a este desafío. La aprobación del CONPES 4143 de 2025 marca un hito al establecer la Política Nacional del Cuidado, orientada a garantizar el derecho a cuidar en condiciones dignas y a fortalecer las prácticas comunitarias de los pueblos campesinos y étnicos. Paralelamente, la puesta en marcha de sistemas nacionales, distritales y municipales de cuidado en distintas ciudades ha permitido avanzar hacia la participación en igualdad de condiciones.
El papel de las organizaciones sociales también ha sido fundamental para visibilizar y reconocer el valor del trabajo de cuidado en las comunidades.
La cooperación internacional, en especial ONU Mujeres y el Gobierno de Canadá, ha sido clave para impulsar el cambio. A través de la iniciativa Entornos que Cuidan, se promueven soluciones que combinan innovación, tecnología y corresponsabilidad:
- Pilotos de servicios de cuidado y apoyos para personas con discapacidad en comunidades como El Rubí, articulados con el enfoque de género y discapacidad.
- Diagnósticos y formulación de Sistemas Locales de Cuidado en Cumbal, Villavicencio, Quibdó y Cauca.
- Trabajo con empresas para fortalecer servicios de cuidado y crear tecnologías que reduzcan la carga de estas tareas.
- Campaña “Ponte la 10 y cuida en equipo”, una estrategia de transformación cultural inspirada en el fútbol que promueve el cuidado como una jugada colectiva. Ponte la 10 aprovechará las próximas coyunturas deportivas como el Mundial de Fútbol masculino para poner en el centro de la discusión y conversación pública este tema.
“Desde Canadá creemos que avanzar hacia la igualdad de género implica transformar no solo políticas, sino también culturas, creencias y comportamientos. Por eso nos llena de orgullo avanzar hacia el reconocimiento, la redistribución y la reducción del trabajo de cuidados no remunerados de la mano de ONU Mujeres y de aliados en distintas regiones del país a través de nuestro proyecto Entornos que Cuidan”, expresa Elizabeth Williams, embajadora de Canadá en Colombia.
Estos avances se enmarcan en el llamado de Naciones Unidas por un cambio de paradigma hacia una “sociedad del cuidado” que priorice la sostenibilidad de la vida y el cuidado del planeta, garantice los derechos humanos de quienes reciben o brindan cuidado, y promueva un modelo de corresponsabilidad.


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Ahora es el momento de unir fuerzas y movilizar compromisos para impulsar un nuevo paradigma centrado en la interdependencia, el cuidado, el apoyo y la sostenibilidad. Las agendas de cuidado y de apoyos no son esfuerzos fragmentados, sino indispensables para construir sociedades que sitúen la vida humana en el centro del desarrollo. El reto es seguir trabajando de manera conjunta hacia una visión compartida que permita ampliar los sistemas de cuidado y apoyo en el país.
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