Me dirijo a los medios de comunicación y a la conciencia de la sociedad colombiana no solo como nieta de Jorge Eliécer Gaitán, sino como integrante del equipo guardián de su legado y su memoria.
Con profundo dolor y absoluta indignación rechazo la cínica instrumentalización del gaitanismo por parte del grupo criminal conocido como Clan del Golfo.
Es un agravio histórico que la delegación del Gobierno colombiano, con lenguaje evasivo, facilite que esta organización se autodenomine con un nombre que mancilla y violenta el legado de Jorge Eliécer Gaitán. Al incluir sistemáticamente esa autodenominación en documentos oficiales, se agrede el buen nombre de Gaitán y de sus seguidores, además de borrar la frontera entre justicia y criminalidad.
Así se autoriza a un grupo terrorista –como el propio presidente Petro lo calificó en agosto pasado– a reescribir la historia del país a su conveniencia. Permitir que un grupo criminal use el gaitanismo como bandera confunde a la opinión pública y desvirtúa sus principios políticos de restauración moral y democrática.
Hago un llamado urgente a todos los periodistas, directores y medios de comunicación: no adopten ni reproduzcan el nombre con el que esta organización pretende legitimarse. Con el rigor y la ética que caracterizan a su profesión, les pido que continúen llamando a este grupo Clan del Golfo.
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Este es un acto de responsabilidad histórica y de defensa de la verdad.
Unámonos en este frente moral y ético. Nuestra voz unificada es vital para deslegitimar cualquier intento de los grupos criminales de reescribir nuestra historia y manchar el legado de nuestros líderes.
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