El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) confirmó este viernes casos de ejecuciones, secuestros, destrucción de propiedad privada y saqueo de viviendas en la ciudad de Al Suwayda en el sur de Siria.
“Informes fidedignos recibidos por el Acnudh ponen de manifiesto violaciones y abusos generalizados, en particular ejecuciones y homicidios arbitrarios, secuestros, destrucción de propiedad privada y saqueos de viviendas”, señala el comunicado.
El organismo de la ONU detalló que entre los presuntos delincuentes hay miembros de las fuerzas de seguridad y personas asociadas con las autoridades de transición, así como otros grupos armados de la zona, incluidos drusos y beduinos.
“El Gobierno de transición de Siria debe llevar a la justicia a los culpables de los asesinatos y otras graves violaciones de derechos humanos en la ciudad de Al Suwayda, en el sur del país, y garantizar que rindan cuentas”, manifestó la organización.
El jefe del Acnudh, Volker Türk, llamó a una investigación exhaustiva, urgente e independiente para garantizar que las personas responsables de violaciones de derechos humanos no sean integradas en las oficiales estructuras militares o de seguridad de Siria, agregó el organismo.
Desde el pasado fin de semana, la ciudad siria de Al Suwayda, de mayoría drusa, registró enfrentamientos entre miembros de la comunidad drusa y tribus beduinas, dejando al menos 30 personas muertas y decenas de heridos. En respuesta, el Gobierno sirio desplegó fuerzas militares en la zona que fueron atacadas dejando unos 20 soldados fallecidos. La incorporación de combatientes islamistas aliados al Gobierno incrementó la preocupación entre sectores de la comunidad drusa.
Israel, que mantiene vínculos con la comunidad drusa tanto dentro como fuera de sus fronteras, lanzó ataques a posiciones de las fuerzas sirias que avanzaban hacia Al Suwayda. El Gobierno israelí señaló que su objetivo es evitar daños a los drusos en Siria. Las autoridades sirias condenaron los bombardeos, calificándolos como una violación de su soberanía y un acto de injerencia en sus asuntos internos.
La relación entre el nuevo Gobierno sirio, liderado por Ahmed al Sharaa, y la comunidad drusa ha sido compleja. Aunque el presidente declaró su intención de integrar a todas las comunidades del país, persisten diferencias en torno al desarme e integración de las milicias drusas, así como su representación política. Algunos sectores drusos expresaron reservas sobre el proceso de diálogo nacional y el papel asignado a sus líderes.
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Mientras tanto, las reacciones dentro de la comunidad drusa fueron diversas. Un líder espiritual pidió apoyo internacional para frenar lo que describió como una campaña violenta en la región, mientras otros representantes respaldaron la presencia del Estado en Al Suwayda y llamaron a las partes armadas locales a iniciar un diálogo con las autoridades sirias.
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Con información de Sputnik.