Los científicos están controlando a una nueva variante de la COVID-19, a la cual la Organización Mundial de la Salud llamó B.1621, o mu. Si bien la variante aparece en las noticias, no es la cepa dominante en Estados Unidos ni en ningún otro lugar, comenta el Dr. John O’Horo, médico de enfermedades infecciosas en Mayo Clinic. “Por el momento, la variante delta es realmente la cepa predominante en todas partes. Aunque es importante que los científicos y los funcionarios de la salud pública se mantengan vigilantes, por ahora, todavía estamos en un punto donde la variante mu no es un problema, sino algo que se debe tener en cuenta para el futuro”.
La variante delta es sumamente contagiosa, el doble que las variantes anteriores. Se la identificó por primera vez en la India, en el mes de diciembre de 2020. La variante mu se detectó por primera vez en enero de 2021, en Colombia. Las mutaciones del virus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 han venido apareciendo desde que empezó la pandemia. “Cada una de estas variantes se clasifica, en parte, según la cantidad de mutaciones en el virus mismo y en algunas mutaciones virales que ocurren en lo que se conoce como proteína espicular, que es lo que realmente utiliza el virus para ingresar a las células e infectarlas. La vacuna también apunta contra esto”, dice el Dr. O’Horo.
“Cuanto más difiere del original, más inquietud hay de que pueda evadir algunos sistemas inmunitarios a través de la proteína espicular. Con la variante delta, todavía se ve que las vacunas pueden hacer la conexión con esto y neutralizarlo lo suficiente para evitar una hospitalización y una infección grave. Al considerar asuntos como la variante mu, la inquietud y la duda aún no resuelta es saber cuánto difieren”, añade.
Hay tres clasificaciones de las variantes del SARS-CoV-2, según cuán fácilmente se diseminan, cuán graves son los síntomas y cómo se las trata:
- Variante de interés
- Variante de preocupación
- Variante de grandes consecuencias
El Dr. O’Horo explica que las clasificaciones son como “el tablero de amenazas” que algunos científicos usan para seguir el rastro de estas variantes. Buscan cuáles demuestran realmente ser las causantes de enfermedad considerable y más capaces de transmitirse, como la variante delta, y cuáles son preocupantes debido a su potencial de diseminación y presencia registrada en más zonas, lo que las hace dignas de mantenerlas vigiladas —como la variante mu— y que serían variantes de preocupación. Además, hay variantes que surgen y que por llevar consigo inquietudes más hipotéticas, vale la pena no perder de vista y son las variantes de interés.
La vacunación continúa siendo la medida más importante para salvaguardar a las personas de una infección grave por la COVID-19; una vez administrada, se requiere que transcurran al menos dos semanas para que la vacuna surta todo su efecto. La vacunación es aún eficaz contra la variante. Aunque hay informes de casos que se presentan pese a la vacuna, estos tienden a ser mucho menos graves y frecuentes. En todo el país, se puede ver que las zonas con tasas elevadas de vacunación no sufren tanto con la variante delta. Eso ayuda a que clínicas y hospitales no estén desbordados y a mantener seguras a las personas.
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