La Semana Santa es una celebración milenaria que, de acuerdo con la historia de la humanidad, empezó en el siglo II como la conmemoración del triduo sagrado, relacionado con la pasión, sepultura y resurrección del hijo de DIOS.
El domingo comienza con la tradicional procesión de los ramos que, en el calendario litúrgico de la iglesia católica, recuerda la pasión de Cristo a partir de su ingreso a Jerusalén.
Con el paso de los años se han ido agregando celebraciones para cada día de la semana.
En algunas partes del mundo cristiano, el Lunes Santo se ha ido estableciendo un acto que se constituye en establecer una guardia para custodiar el Cristo en cada Iglesia, las cuales permanecen abiertas para que las personas devotas hagan la vigilancia en grupos.
El Martes Santo se conmemoran la traición de Judas y las negaciones de Pedro.
El Miércoles Santo se acaba la Cuaresma y tiene comienzo la Pascua haciendo referencia a la reunión del Sanedrín para condenar a Jesucristo.
Los días más fuertes comienzan el Jueves Santo con la celebración de la última cena de Jesucristo con sus discípulos la cual se incluye a partir del siglo V, y el lavatorio de los pies que este año será controlado por consecuencia de la pandemia.
Con el paso de los años se agregó la procesión del vía crucis para llevar a cabo el Viernes Santo.
Y el Sábado Santo fue establecido como el día del ayuno. Es un día de profunda reflexión cristiana, interpretado como el paso de la muerte a la vida. Al llegar la noche se lleva a cabo la vigilia pascual con la bendición del agua y del fuego, y vuelve la celebración de la misa.
Siempre se ha considerado el Domingo de Resurrección como el día más importante de la Semana Santa, es el día de la alegría, ya que es el día de la pascua, de la resurrección y de la vida cristiana. La misa se centra en alabar a DIOS por su infinita misericordia.
En Colombia, de mayoría católica, hay celebraciones de Semana Santa que son muy reconocidas por la imponencia y majestuosidad de sus procesiones, en algunos casos, y por el sacrificio de los participantes en otros casos.
Así, son reconocidas y concurridas la celebración de procesiones en Popayán, Pamplona y Tunja, peregrinación a la Basílica del Señor de los Milagros de Buga, el Festival de Música Sacra en Mompox, los flagelantes de Santo Tomás en el departamento del Atlántico, el recorrido por la Catedral de Sal en Zipaquirá, el ascenso al cerro de Monserrate en Bogotá, ya sea por teleférico, funicular o por medio del sendero peatonal, pero que este año tiene limitaciones como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
La Semana Santa tenemos que seguirla viviendo a distancia, y debe ser la oportunidad para asumir una actitud de equilibrio personal y armonía social, desde la paz interior y las relaciones sociales, es decir, desde la actitud personal hasta nuestra relaciones con las demás personas, con la naturaleza, con el mundo que nos rodea. Ser tolerantes y justos para dejar de ser mezquinos y egoístas.
A partir de todo lo que hemos vivido durante el último año, esta Semana Santa debe ser algo más que la oportunidad para pasar vacaciones.
La información general del país respecto al aumento de los contagios por la pandemia del COVID-19 deben llamar la atención y tener en cuenta que la vacuna no está acabando con el virus sino inmunizando a las personas, y que debemos seguir aplicando las medidas de bioseguridad, en el sentido de usar el tapaboca en todo momento, lavado permanente de las manos y mantener el distanciamiento.
En medio de la incertidumbre en que vivimos desde hace un año, hagamos esta Semana Santa un esfuerzo de renovación para cambiar de actitud de manera positiva, procurando nuestro bien y el de todos los que nos rodean. Es una invitación a un cambio profundo de liberación personal y colectiva, para abandonar el egoísmo y asumir una actitud de tolerancia para trabajar por el bien común.
Piénselo…