Por cuenta de la pandemia, cerca de 53 mil empresas cerraron en Colombia el año pasado, según la Cámara de Comercio de Bogotá. Si se tiene en cuenta que antes de la emergencia sanitaria sólo cuatro de cada 10 emprendimientos sobrevivían a la etapa de posicionamiento inicial, cabe preguntarse ¿Qué factores pueden contribuir a la sostenibilidad de las empresas, en esta etapa de recuperación?
Uno de ellos está relacionado con el alto consumo de redes sociales en Colombia. Según datos del MinTIC, el país ha registrado un crecimiento exponencial en cuanto a la cantidad de usuarios que se encuentran registrados. Al respecto, un estudio de Hootsuite muestra que, a enero de 2021, el país registra en el caso de Facebook una audiencia potencial de 36 millones de usuarios, y en cuanto a Twitter, se estima que la audiencia potencial es de 3,5 millones de usuarios.
Para Tellscore, la plataforma automatizada de mercadeo de influencia, esto es un claro indicador de cómo el marketing de influencia puede ser clave para las marcas, más ahora cuando necesitan ampliar sus audiencias y generar mayores volúmenes de compra. Al respecto, Tellscore indica que para que las empresas tengan resultados efectivos y medibles con acciones de este tipo, el mercado asiático le está enseñando al mundo la relevancia de la automatización de este tipo de estrategias con generadores de contenido.
Según voceros de la plataforma, hoy es una necesidad tener una gestión integral de las campañas que se realizan con influencers, que facilite la administración de los proyectos y mida sus resultados en tiempo real. Así mismo, porque es fundamental encontrar en un mismo espacio a generadores de contenido de distintos perfiles y alcances, de acuerdo con el segmento de mercado al que quieren llegar las marcas.
“En cuanto al perfil, alcance y capacidad de amplificación de los mensajes, un concepto fundamental es el de la ‘Pirámide de influencers’ (ver gráfica). Esto se refiere a que, en el marco de una estrategia de marca, cada uno de los influenciadores cumple un rol específico, y se complementan unos a otros. Es ahí donde los micro influencers (aquellos con entre 10 mil y 30 mil seguidores) y nano influencers (con menos de 10 mil seguidores) comienzan a tener protagonismo, pues estos tienen un mayor engagement, por la cercanía con su audiencia. Así, estos generadores de contenidos le facilitan la decisión de compra a quienes los siguen o, al menos, tienen una influencia más directa en ese proceso”, indica Angélica Castaño, gerente General de Tellscore Colombia.
Justamente, ese es el real aporte de los nano y micro influenciadores a las marcas, lograr el objetivo o acción de mercadeo (motivar la compra). Esto es fundamental, sobre todo para aquellas empresas que en este momento necesitan un mayor impulso a la venta de sus servicios o productos, después de varios meses de dificultades económicas.
“Las plataformas automatizadas son muy valiosas para las marcas, que hoy más que nunca necesitan utilizar sus recursos de la manera más eficiente. No solo reúnen en el mismo lugar a los influencers que, medidos con inteligencia artificial/machine learning, son permanentemente evaluados en su desempeño; sino que la misma plataforma indica la tarifa de la colaboración, y se encarga de la transacción, lo que le facilita la gestión a las compañías y sus equipos de mercadeo y publicidad”, señala Castaño.
Otro valor agregado de estas plataformas automatizadas tiene que ver con la inmensa base de datos que se pone a disposición de las marcas o empresas que necesitan practicidad e inmediatez en la entrega de sus mensajes. Estas bases no solo son usadas como medio publicitario, sino como medio de investigación, en el que los influencers son el target de encuestas de mercado.
“El mercado de influencers es clave para las empresas porque en un solo lugar encuentran los beneficios de los canales digitales, en una apuesta que genera la segmentación apropiada de su target”, concluye Castaño, quien agrega que el de los influencers es un mundo profundo por conocer y seguir entendiendo, en una era en la que el consumidor es comprador, pero también es el medio.